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19 de noviembre, 2013



Dicen por ahí, que las tortugas comparten con los humanos un mismo berretín tan antiguo como la humanidad: sueñan con volar.

Yo no sé si será verdad…pero cuando en las noches de luna como las de esta semana, voy al jardín de las tortugas a verlas, noto que no duermen y que, quietecitas desde la semi penumbra de su covacha, miran la luna enorme que se posa sobre El Faro. Entonces yo, -que de imaginarme cosas bobas sé un montón – elijo pensar que están viendo la luna y soñando con sus ojos abiertos en lo genial que sería llegarse aleteando hasta allá arriba, decirle gracias a la luna por tanta belleza derramada y volverse otra vez aleteando,ya cansadas por el esfuerzo, (no debe ser fácil volar con caparazón alado), a la seguridad del jardín de palos y a la suavidad de las covachas, donde la luz de la luna llena entra, suavecita y aterciopelada, como una flor de magnolia.


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