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29 de enero, 2015


Las historias vinculadas a tortugas me siguen enriqueciendo y sorprendiendo. Y me encanta sorprenderme. Hace pocos días conocí a Delfina. Vino con sus padres desde la ciudad de Bs.As trayendo a la tortuga con la que había crecido. Delfina y Kalula habían llegado a un punto clave en sus vidas: seguir creciendo en distintas geografías. Qué tiene de especial esta historia? , dirán ustedes. Lo que tiene de especial, les cuento yo, es justamente a Delfina, la jovencita que ven en las fotos. Cuando ella era muy pequeña sus padres supieron que criarían y educarían a una niña especial. Delfina tiene 16 años y padece TGD con retraso mental moderado y con el sostén de sus padres va construyendo un mundo personal y social lleno de calidez y amor por la vida natural. Estudia, comparte tiempo con amigos y ama profundamente a los animales con los que vive: gatos, perros y hasta el domingo, la tortuga Kalula. Tiempo atrás, Silvia- su madre- se había dado cuenta de que el crecimiento de Kalula no era normal, investigó, leyó sobre piramidismo y demás complicaciones en la vida de tortugas en cautiverio y decidió que era momento de buscar una solución saludable. Eso implicaba separar a Delfina de Kalula. Cualquiera de nosotros podría pensar que siendo padres amorosos de una hija con capacidades diferentes podrían haber ignorado el tema de salud de la tortuga para evitar distanciarlas, pero no fue así. Lo hablaron con ella, le explicaron que la tortuga estaba creciendo mal en su departamento y que necesitaba un lugar distinto para vivir sana. Delfina lo entendió y lo aceptó, lo único que pidió fue conocer el lugar dónde viviría su tortuga. Como ven, ella pudo trabajar el desapego y la generosidad con más facilidad que muchos. Así fue como la familia completa llegó hasta "El Faro" con Kalula y con toda la incertidumbre que la separación despertaba. Dejamos a la joven tortuga en un recinto y paseamos por todo el predio. Delfina alimentó a los peces del estanque, juntamos choclos en el campo de maíz, le enseñé el nido recién caído que guardo justamente para mostrar a quien quiera verlo, la maravillosa obra que hace un pequeño pájaro sin ayuda de nadie…no paraba de preguntarme mil cosas sobre todo lo que veía y contarme mil más de su mundo en BsAs: el edificio donde vive, sus animales, su escuela, la colonia de verano, sus amigos… Yo reconozco que soy “charleta”, ella lo es más. Pasó el rato y cuando el padre de Delfina dijo que era hora de regresar a BsAs volvimos al recinto donde habíamos dejado a Kalu. La madre de Delfina creyó por un momento que no la encontraríamos en un espacio tan amplio pero su hija, sin dudarlo, la encontró debajo de una higuera y la llamó. Kalula respondió al llamado y se acercó (aunque no me lo crean…) Delfina cortó un poco de hierba y le ofreció en la boca. -Me voy Kalu - dijo Delfina. Kalu masticó lentamente la hierba tierna explorando su sabor desconocido. Se estaban despidiendo.


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