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25 de abril, 2015


La fortaleza para salir de situaciones complicadas y buscar soluciones, nació conmigo. No sé de quien heredé ese don pero lo vivo como una bendición porque la vida sin fortaleza y confianza en nosotros mismos sería la antesala del infierno. Soy obstinada como las tortugas. La única dirección es para adelante. Muchas veces me gana la nostalgia y me quedo un rato mirando hacia atrás dejándome envolver por algún tonto sentimiento de pena por el pasado, por lo que pudo ser distinto y mejor...pero enseguida me seco las lágrimas y sigo pa´lante. A veces, encontrar esa fuerza me sale fácil y otras veces el camino se hace empinado. Pero sigo.

En estos últimos días me surgieron algunos inconvenientes que me han perturbado el camino. Estoy sin tiempo para terminar un refugio nuevo que empecé en uno de los recintos, también necesito hacer leña y vivo pendiente del clima rogando que el frío demore en llegar. Hay una tremenda invasión de insectos cortadores que destrozaron muchos arbustos que acabo de plantar. Mi padre sufrió un robo importante y el disgusto trasciende la pérdida económica. Me hicieron una contravención de tránsito por una falta que no cometí. Cómo puede funcionar un sistema donde un funcionario tiene el poder de decir que alguien hizo algo sin más pruebas que su palabra?...creo que una de las cosas que más me rebelan en la vida es la injusticia y me resisto a aceptarla como parte del mundo que vivimos. No existe la contravención y tengo testigos de eso, por lo tanto no pagaré y protestaré-protestaré-protestaré.

Mientras tanto, en los casi inexistentes ratos libres, estoy pintando una casa que tengo en el pueblo con la ayuda incondicional de mi hija que vino un par de días para ayudarme, sin ella mi espalda y mis brazos estarían lisiados. Y sin duda ella me infunde la confianza que a veces flaquea en mí. "Podemos hacerlo Moshe" - me dice Paula - y yo me dejo convencer, me olvido del "no puedo" y siento que nada es imposible.


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